Hace unos años, la salida más rápida para educar a los hijos era a través de los maltratos físicos y psicológicos. Afortunadamente, cada vez son menos los casos en que se presentan los golpes. Sin embargo, la violencia intrafamiliar tiene otras manifestaciones, como las reacciones de los padres alcohólicos o las madres histéricas.
El castigo físico en los niños crea un círculo vicioso difícil de frenar en la sociedad. Los seres humanos tenemos tendencia a repetir conductas y patrones de forma inconsciente. En la mayoría de los casos, quienes han sido maltratados durante su infancia, tienden a hacer lo mismo cuando forman una familia.
Las bofetadas deberían ser inadmisibles bajo cualquier circunstancia. Es lamentable que el diálogo y la confianza con los hijos sean sustituidos por comportamientos prepotentes por parte de los padres. En pleno siglo XXI, donde lo que se pretende es lograr una mejor calidad de vida, no podemos permitirnos estas actitudes.
¿De qué manera castigas a tus hijos? ¿Consideras que un golpe de vez en cuando podría corregir malos comportamientos o que podrías obtener más logros a través del diálogo y la reflexión?
No hay comentarios:
Publicar un comentario