La primera cita usualmente es alto tensa. Ambos se ponen sus mejores galas para la ocasión, tratan de demostrar lo mejor de sí mismos y aplican las técnicas que aprendieron en experiencias pasadas.
Escoger el lugar ideal también puede ser un problema. En un restaurante tendrás el dilema de pedir un plato que no te presente como glotona ni como anoréxica; evitar la lechuga en los dientes, el aliento a ajo o cebolla y si la conversación va mal tendrán unos largos e incómodos silencios. En el cine apenas pueden conversar. En una discoteca con la música no se escucha nada y puedes perderte de oir algo realmente importante.
Y aunque es cierto que todos somos diferentes y cada encuentro tiene su encanto, creo que si en la primera cita nos mostramos tal cual somos tendremos una idea más clara de si realmente queremos continuar compartiendo con esa persona.
¿Mi sugerencia? seis millas; una distancia que se corre en menos que lo que dura una película, más o menos igual que una cena y con menos ruido que un concierto o barra, lo que permite una conversación de calidad.
En esta cita los tacos se sustituyen por tenis, el blower por una cola, los cocteles por Gatorade, el perfume por sudor y el maquillaje brilla por su ausencia.
Seis millas les ayudarán a proyectarse como son en realidad sin enfocarse en vanidades. En caso de que no estén familiarizados con esa distancia pueden caminar las primera y última millas.
Si las cosas van mal y te das cuenta de que no desear continuar compartiendo con tu cita, puedes acelerar el paso y terminar con la tortura tan pronto tus piernas te lo permitan.
Si las cosas van bien, puedes añadir una prolongada sesión de estiramiento.
Y tú… ¿Ya te pusiste los tenis hoy?
No hay comentarios:
Publicar un comentario